Verano y selectividad

Copo,

Mecachisenlamarsalada, hombre ya. Que vale, que sí, que se han ido las lluvias torrenciales que nos hacían ir en barca por la calle. Que habrá llegado el calor y aquí la menda ya se ha enfundado su falda medio tejana medio a cuadros escoceses (que tiene más tradición en los veranos que los posados de Ana Obregón y que a este ritmo heredarán sus hijas). 

Pero lo que no ha llegado ha sido el verano, ¡no! Y estoy haaaaarrrrrrta de leer que la gente ya ha acabado sus exámenes, que está disfrutando del sol y el gentío de Benidorm mientras yo aún tengo 6 días de clase-entregadetrabajos-exámenes repartidos en tres semanas que se nos están haciendo interminables. ¿Y cuando dices que acabas? ¡¡Pues el 30 de junio!! Madre mía, a este ritmo voy a tener que tatuarmelo en el cogote, señores. Qué ganas de acabar 2º... ¡está siendo el curso más largo de la historia!

Para colmo de males hoy han llegado los selectivos en la universidad, oh sí. Los niñitos que hacían la selectividad no sólo se han apoderado del autobús sino que también se han hecho con el dominio del césped, de las mesas y las escaleras de la universidad. Están por todas partes. Yo os digo, y sin exagerar, que he llegado con taquicardia a mi facultad. Claro, si es que es normal, ¡desprenden estrés! Ais, y pensar que hace dos años yo estaba igualito que ellos... ¡qué tiempos!

Y qué ganas de que llegue el verano...