22 de agosto de 2011

La gallina y yo (Cosas raras a partir de los 20)

Copo,
Hace 12 días exactamente que cumplí 20 años. Lo cierto es que yo no quería cumplirlos, yo con mis 19 estaba la mar de a gusto. Los 20 son dos décadas y suena como a viejo y yo todavía me siento joven, la verdad. El galán  siempre me ha dicho que a partir de los 20 los años pasan volando, y yo no sé si será verdad o lo dice para asustarme pero lo cierto es que a mí los días me han pasado ni rápido ni lento, me han pasado raros.  Lo que os cuento. Pero hay una cosa extraña a destacar que me gustaría compartir con todos los copoadictos y copoadictas que se hallen por estos lares. 

Historia de una cosa rara a partir de los 20 (por Alba Arroyo)
Un buen día mi padre salió a eso de la 1 de la tarde de casa dispuesto a ganarse el pan (expresión que, por cierto, mi madre utilizaba mucho cuando yo era pequeña y que me inquietaba lo indecible y más... ¿acaso le daban a mi padre barras de pan en el trabajo?). Lo dicho, que nos llamó para que nos asomáramos a la ventana muerto de la risa. Teníamos visita y por lo visto no llegaba al timbre: una gallina en la puerta de casa. 

Cualquiera que lea esto pensará que mis padres viven en la sierra, rodeados de huertos y granjas pero nada más lejos de la realidad. Vivimos en la montaña, pero en una bien asfaltadita, oigan. Así que, y volviendo a la historia, anonadados nos quedamos ante tal hallazgo, claro está. 

Yo, que dejando la modestia a un lado, soy una señora anfitriona que no veas, le ofecí a la gallina algo para picar. La tía no debía saber si quería Cocacola cero o una cervecita así que yo le puse un tupper con agua (que tampoco estamos para gastos). Por si tenía hambre decidimos ponerle palitos de pan al animal. De hecho divagamos entre qué debía gustarle a una gallina urbanita como aquella y los tres hermanos fuimos unánimes al añorar a nuestra abuela (que en el pueblo estaba) sobre sus profundos conocimientos sobre el mundo gallinil y otras historias campestres. Así que yo le puse palitos de pan y de un pelo le fue al bicho de que le pusiera fuet pero lo mismo le subía el colesterol o algo y no quise arriesgarme.

Nuestra casa debió gustarle porque la tía no se movió de allí en toda la tarde. Bueno sí, se movió cuando el galán quiso meterla en un cubo amarillo para tirarla a un huerto del que creíamos que había huido (pero que al final no). De hecho corrió que alucinamos pepinillos en colores. Qué porte, que velocidad, qué figura, qué gallina, señores. 

Lo dicho, la señora gallina llevaba tanto rato en la puerta de casa que incluso mi hermana no se podía concentrar en la programación de Disney Chanel, imagínense qué locura. Ella quería meter a la gallina en el garaje porque temía que la atropellaran. Sí hombre, ¡como si con los chorrocientos mil peces no tuviéramos bastante! Pasaban las horas y la gallina seguía allí ante el estupor del resto de vecinos que pensarían que definitivamente nos habíamos vuelto locos. Así que en medio de este desbarajuste me propuse ponerle a lo que parecía ser nuestra nueva mascota. 

Propuse Turuleta y a todos les pareció bien. Después pensé que lo mismo la de la canción era Turuleca y lo busqué en google y sí, era Turuleca. Entonces le cambiamos el nombre (por suerte no tuvimos que ir al registro ni nada, todo un alivio, qué quieren que les diga). Al final acabamos llamándola Turu porque sino era un follón.

Al final unos vecinos reconocieron a la gallina como suya y al fin pudimos irnos a la playa (eso sí, a las 7 de la tarde). Toda una lástima porque ya le habíamos cogido cariño y todo. Yo ya estaba pensando en ponerme un negocio de huevos ecológicos o algo para pagarme lo que me queda de matrícula de la uni (que una es catalana, señores). Ah! No le hicimos pruebas de ADN para comprobar la certeza del testimonio de los vecinos así que lo mismo nos engañaros vilmente e hicieron un caldo esa noche. Nunca lo sabremos. 

4 comentarios:

  1. Una vez visitando a mis padres nos pasó algo parecido, sólo que en nuestro caso era una cigüeña. También hay pruebas gráficas, pero blogger no me deja ponerlas...

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  2. Jejejje, estos animales son flipantes... además son unos interesados. Si no la ven los dueños y seguís echándole comida, seguro que se queda con vosotros.

    Yo no entiendo por qué es Turuleca... con lo bonita que me ha parecido siempre la canción si se dice Turuleta... jejeje

    Por cierto, muchas felicidades!!!

    Estoy con el galán, a partir de los 20 los años pasan más rápido... a mí los 20 me cayeron fatal por eso de dejar de ser una teenager o por lo que sea.
    Ya los supero en 4 años y todavía recuerdo con claridad cuando los cumplí y me parece que fue hace nada.

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  3. jajajaj vaya historia subrrealista la de la gallina, lo que no te pase a ti!!!
    Te he dejao un premio. Besitos

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  4. Isa: ¿Una cigüeña? ¡Qué barbaridad! ¿No os trajo un bebé? ;)

    Irene: Yo los años no los cumplo tan bien como tú! Espero que si se me pasan rápido es porque van a ser muy buenos! :D

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