Nos hacemos mayores

Querido Copo;

Sí, nos hacemos mayores. Mi amado galán se ha coronado con 23 pedazo de años... ¡y yo sigo sin creérmelo!

Para celebrarlo he decidido que él planeara el día, por eso de que era su vigesimo tercer cumple y esas cosas, señores. Por eso esta mañana he tenido que madrugar (ojo, me he tenido que poner el despertador a las 10 de la madrugada, señores), he ido hasta su cuarto y le he despertado con gran alegría y entusiasmo (con un "¡Feliz cumpleaños!", tampoco se crean ustedes que me he matado con el discurso) y le he hecho entrega de sus regalos: una rata de peluche (a la que ha apodado Lester) y un reloj, que junto a la caja de herramientas que se compró no hace mucho, le convierte en un hombre hecho y derecho. Y sí, le ha gustado más la rata.

Después hemos desayunado crepes con chocolate (sí, por lo visto el muchacho se quiere asegurar de que recupere en un día los dos kilos y medio que llevo perdidos con vistas a la boda de su hermano allá en abril... pero eso casi que ya es otra entrada). Después le he hecho una puesta a punto y le he hecho digievolucionar de Krusty-el-payaso a Galán-de-23-años, vamos, que le he cortado el pelo. Y después se ha ido la luz. Así que nos hemos liado toda la familia la manta a la cabeza y hemos ido a celebrarlo a un Wok (toma dieta).

Una vez en casa, de nuevo, el galán y yo hemos soplado velas juntos. Es lo bueno de llevarse 3 días (y cuatro años). Y como lo tengo aquí, chafardeando lo que estoy escribiendo pues como que se me ha cortado el rollo, señores. Solo desearle muchas crepes para desayunar los próximos 7 de agosto de nuestras vidas. Que engordan, sí, pero te salen muy ricas, cariño. Y sí, ¡ya van tres cumpleaños celebrándolo juntos! Y que sean muchos más.

Te quiero, galán (y no Copo, no te pongas celoso).