No me he pasado todo el puñetero curso, con el culo plano e iluminándome con la lámpara de mesa (que ya todos sabemos que la luz de la ventana estaba prohibida) para pasar frío en verano. Hasta aquí podíamos llegar, señores. Que haya sido el invierno m
ás gélido que mi joven mente recuerda, vale. Que no haya hecho calor hasta hace poco más de un mes, vale. Pero que ya haya llegado el puñetero y asqueroso frío, acompañado de su amiga la lluvia... vamos, ¡eso sí que no! ¡Por encima de mi cadáver! Hasta aquí podíamos llegar.
Por lo demás... seguimos de vacaciones. Pero ahora de vacaciones de verdad. Acostándome a las tantas y madrugando a las 10 y media, sí señor. No obstante, entramos en semana de cumpleaños y mañana,día 7, el galán se corona con 23 años (sí, yo también creo que este chico está envejeciendo a pasos agigantados Jajaja).
Lo malo viene el día 10, que yo cumplo 19 años. Ya he informado a mis padres que me planto a esta edad. Que todo el mundo lo dice, que a partir de los 20 llega el declive, y qué quieren que les diga, siempre estamos a tiempo de entrar en decadencia, ¿no creen?
Además cumplir los años en agosto es un poco asco. La gente tiene tendencia a olvidarse del cumpleaños de una, que en agosto la gente está tostándose en Benidorm o similares, sin facebook ni ná. Por lo demás me consuela cumplir años el mismo día que Manolito Gafotas, mi referencia literaria de la infancia.
Y la verdad, es que a pesar de todo, está siendo un buen verano. Aquí nosotros en el concierto de Jarabe de Palo... ¡una maravilla!
¡Que vuelva el sol!
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